Descubriendo Achupallas: una joya escondida en la provincia de Buenos Aires
Si sos de esos que buscan desconectar del ruido de la ciudad y meterse en un rincón donde el tiempo parece ir más despacio, dejame decirte que Achupallas, en la provincia de Buenos Aires, es justo lo que estás buscando. Este pueblito chiquito pero con una tranquilidad increíble tiene todo para que te olvides del celular, el tráfico y las prisas. Acá, lo que manda son las costumbres, los mates compartidos y la conexión con la naturaleza. Te cuento cómo es y cómo llegar.
¿Qué se puede hacer en Achupallas?
Lo primero que tenés que saber es que acá no hay grandes malls ni parques temáticos, pero eso es exactamente lo que lo hace especial. Achupallas es de esos lugares donde lo cotidiano brilla por sí solo.
Música folclórica
No te vas a poder resistir a las peñas criollas que se arman casi todos los fines de semana. Los vecinos se juntan, sacan las guitarras y empiezan a cantar zambas y chacareras como si fuera lo más natural del mundo.
Comida casera que enamora
Las panaderías familiares son un must. Entran con el olorcito a pan recién horneado que te atrapa desde la puerta. Lo mejor es que todavía usan hornos de barro, como hace décadas. Probad el pan casero o los bizcochos: te aseguro que no vas a querer irte sin llevar unos kilos para casa.
Fiestas patronales
Si venís en época de fiestas patronales, te vas a encontrar con el pueblo entero vestido de domingo. Hay procesiones, bailes típicos y comida hasta hartarte: locro, asado con cuero, pasteles… Todo hecho con amor y compartido entre risas y abrazos.
Fiesta del Mate
Es un evento anual, rural y familiar que celebra la amistad con música, artesanías, gastronomía y tradición. Ideal para disfrutar del mate en comunidad.
Bar de Moro
En Achupallas (Buenos Aires), es un boliche de campo auténtico, ideal para quienes buscan conocer la vida rural argentina: buena charla, picada sencilla y vino en vaso de vidrio. Un rincón entrañable donde el tiempo parece haberse detenido.
Naturaleza pura
A pocos kilómetros del centro, los campos y arroyos te invitan a desconectar del todo. Podés caminar descalzo por el pasto, sentarte bajo un árbol o tirarte al lado del agua mientras escuchás los pájaros. Es ideal para desconectar y cargar pilas.

Lugares que no te podés perder
La plaza principal
El corazón del pueblo. Con sus bancos de madera, los árboles enormes y el monumento a los fundadores, es el lugar perfecto para sentarte a leer o mirar pasar la vida. Los chicos juegan al fútbol, y los abuelos charlan tranquilos.
La capilla histórica
Pequeña pero cargada de historia, esta capillita blanca es el alma espiritual de Achupallas. Los domingos, la misa reúne a familias enteras, y durante las fiestas patronales, es el epicentro de todas las actividades.
Los campos y arroyos
Si sos amante de la naturaleza, acá vas a estar en tu salsa. Los paisajes son de postal: campos verdes, arroyos cristalinos y aire puro para respirar hondo. Ideal para largas caminatas o simplemente para quedarte mirando el cielo.
¿Cómo llegar a Achupallas?
Achupallas está a unos 280 kilómetros de Buenos Aires, lo que significa que en unas 3 o 4 horas en auto ya estás ahí.
Te dejo un resumen del camino desde Buenos Aires:
- Salida desde Buenos Aires: Toma la Autopista Acceso Oeste (parte de la Ruta Nacional 7) desde la Avenida General Paz.
- Luján: Continúa por la Ruta Nacional 7 hasta la ciudad de Luján.
- Desvío a Ruta Nacional 5: Desde Luján, toma la Ruta Nacional 5 en dirección a Chivilcoy.
- Alberti: Sigue por la Ruta Nacional 5 hasta llegar a la localidad de Alberti.
- Ruta Provincial 51: En Alberti, toma la Ruta Provincial 51 hacia el sur.
- Achupallas: Después de aproximadamente 3 km por la Ruta Provincial 51, encontrarás un camino de tierra que conduce a Achupallas. La localidad se encuentra a unos 25 km de Alberti y a 31 km de Chivilcoy
Si querés más precisión, meté el destino en Google Maps o Waze, que te guían paso a paso.
Por qué Achupallas vale la pena
No te voy a engañar: Achupallas no es un destino turístico convencional. No vas a encontrar grandes atracciones ni edificios imponentes. Pero justamente ahí está su encanto. Es un lugar donde la gente vive con lo justo, pero con una felicidad que se contagia. Donde las tradiciones no son algo del pasado, sino parte del día a día. Y donde la naturaleza te abraza como pocas veces en la vida.
Así que si alguna vez te cruzás por la zona o necesitás un escape de la rutina, no dudes en pegarle una visita a Achupallas. Vas a volver con el alma llena y ganas de repetir. ¡Dale una chance a este pueblito que te espera con los brazos abiertos!