Juan Savino Rodriguez desde Salta y Jujuy
Relato: Travesía y cicloturismo por el norte argentino
Emprendimos este viaje de casi 2 semanas con mi señora, a pura bici, trekking, y trail run. Llegamos en avión a Salta con las bicis desarmadas en unos bolsos y las alforjas, arribamos al Aeropuerto de Salta y desde ahí mismo armamos todo y salimos pedaleando, parando para dormir en algunos pueblos. ¡Al hacer todo trasladándonos con las bicicletas, los paisajes se disfrutan mucho más! Al otro día pasamos por La Calderilla y por un sinuoso camino de cornisa muy selvático que se encuentra en el límite entre Salta y Jujuy, este era un tramo largo de 80 km con bastante desnivel, mucho calor y pese a haber llevado bastante agua, ¡se nos terminó muy rápido! Más tarde y ya con bastante sed pudimos ver una casita (pero sólo tenían una gaseosa local, no agua), le compramos pero le pedimos que por favor nos dieran agua de la canilla porque esa gaseosa era muy dulce, la tuvimos que mezclar mitad y mitad. ¡Por suerte llegamos a El Carmen, allí dormimos! y luego salimos a la localidad de Yala, donde luego de un tramo corto de 40km de bici y casi sin desnivel conseguimos un hermoso parador con pileta para descansar. Al otro día si, a volver a rodar a full metidos en ruta de montaña, 50 km de pura subida, pasando por Volcán y Tumbaya, un lugar tremendamente árido (que no conocíamos, ya que nunca estuvimos en Jujuy).
¡Volvimos cansados por el viaje pero con las mismas ganas y desbordados de tantos paisajes!
Luego la emoción fue indescriptible al llegar en bici después de tanto esfuerzo a Purmamarca, sin viento y el sol de la tarde iluminando el Cerro de Siete Colores, que nos dio la bienvenida. Nos quedamos ahí un día recorriendo este increíble lugar, y al otro pasamos por Maimará y Tilcara, la verdad que es difícil decir cual lugar es más lindo, compiten todos entre si por su belleza. Pero por si algo le faltaba a esta salida, era que estábamos anotados a una carrera de trekking de montaña. Mientras descansábamos en el Hostel, justo iban llegando los corredores para el evento. Nos encontramos con varios amigos y conocidos de otras carreras con quienes compartimos la previa, almuerzo y cena. Al otro día largamos la carrera llamada «Conociendo a la Pacha Mama».
Con Meli nos anotamos en una categoría más corta que no superaba los 30 km (¡ya que al otro día teníamos que volver pedaleando!) pero con bastante desnivel. Lo bueno de estas carreras, es que literalmente te metés en la montaña, la subis y la recorrés, descubriendo más lugares que no son muy frecuentados por el turismo, y con algunas subidas muy fuertes. Participamos en equipo, por lo tanto, podía ayudar con una cuerda elástica a mi mujer. Una vez sin darme cuenta la empujé muy fuerte y Meli se estaba ahogando en la subida, al punto que tuvimos que parar un par de minutos para que se recupere, de ahí en más fuimos un poco más tranquilos. Después de todo… ¿que apuro hay? Asi que seguimos, (tomando abundante agua y geles) pasando por las Cuevas del Wayra, luego en algunas bajadas abruptas casi culipatín, y trote en los tramos llanos hacia Maimará y volver, por sendas y caminos de montaña, llegada fue en la plaza de la ciudad de Tilcara, con toda la gente alentando en 6 horas de carrera. Al otro día fue la fiesta de cierre con empanadas y baile. De ahí mismo salimos en bici emprendiendo el regreso nuevamente a Salta.
Relato y fotografías: Juan Manuel Savino Rodriguez