Los Viajes de Walliver
El español Sergi Unanue recorrió el continente europeo con un mensaje ambiental, representado en su bicicleta de bambú. Estuvo más de cuatro meses recorriendo Europa de punta a punta para transmitir la problematica del cambio climático. Pedaleó desde el 25 de mayo, día en el que arrancó su travesía en Tarifa, en el sur de la Península ibérica. hasta el 14 de octubre dia que llego a su destino final: Cabo Norte, en el círculo polar ártico.
Así, durante el mes de mayo, Unanue armó su equipaje, una carpa, la esterilla, el saco de dormir o los instrumentos necesarios para hacer una fogata y cocinar. También, un dron, cuatro cámaras fotográficas y el ordenador portátil. «No solo llevo mi casa, también la oficina. Mientras viajo, trabajo en el proyecto para redes sociales sobre la aventura».
La bicicleta que condujo el joven catalán es de origen portugués y su principal característica es el material con el que está fabricada: bambú, fabricada por la empresa bam.bu bicycles. Lograr hacer el viaje con el vehículo más sostenible que existe es más respetuoso con el medio ambiente. Y es que no se puede comparar la huella de carbono que genera una bicicleta hecha de metal con el que deja una creada con un elemento renovable», comentó.
«Las diferencias entre una bicicleta metálica y de bambú son mínimas, lo único que no puede es estar a temperaturas muy extremas en un periodo largo. Por ejemplo, no es recomendable tenerla a 50 grados durante dos semanas o a -25 grados un mes entero. También el bambú absorbe las vibraciones y los golpes, por lo que es bueno para terrenos irregulares, aunque es verdad que frente a un impacto más fuerte tiene más chances de romperse que una de metal.
El viaje fue realizado en plena pandemia de coronavirus. El ciclista fue testigo de las distintas interpretaciones de la enfermedad en Europa, desde la obligación de uso de barbijo en España hasta la total ausencia de esta en los países escandinavos. La pandemia no resulto un inconveniente para avanzar de un país a otro, ya que Sergi contaba con el pasaporte COVID. «Exceptuando la frontera de Suecia y Noruega, no encontré ningún control», aunque reconoció que siempre transitó caminos rurales. Evitó todo lo que pudo las ciudades y durmió casi siempre en su carpa en el campo, su objetivo era esquivar el virus por ello trato de no visitar zonas muy pobladas.
La recompensa final fue tener de frente la escultura de hierro que corona el Cabo Norte y ver la inmensidad del océano Ártico. «El momento de estar allí fue único.
LO HE CONSEGUIDO!!?
El último día ha sido épico a más no poder. Completamente surrealista. Pero eso ya os lo contaré más adelante. Ahora es momento de dar las gracias a todos aquellos que me han apoyado, y eso os incluye a vosotros. Es alucinante sentir que viajo acompañado pese a estar solo en algunas de las partes más remotas del planeta. Ha sido un placer poder lanzar un mensaje de sostenibilidad y amor por la naturaleza a vuestro lado! (Instagram: losviajesdewalliver)